martes, 20 de octubre de 2015

TU NEGRO CORAZÓN





Me convertí en aire para atravesar tus labios. Planeé por tus bronquios con alas de cartílago, acercándome a tus pulmones con cada respiro. Pronto fui expulsado por humo gris contaminante, fracasando en mi primer intento de ingresar en ti.

Me atreví de nuevo; navegué por tus venas en una balsa de hueso. Al rato me perdí y encallé en un tramo seco, donde los glóbulos se acumulaban como arena. Abandoné mi balsa pero no mi búsqueda; estaba dispuesto a encontrar tu corazón.

Me arrastré por tus intestinos podridos, ascendiendo despacio, soportando toda tu mierda. Logré llegar a tu estómago y nadé. Estaba lleno de un caldo tóxico, y mientras nadaba iba chocando con masas pesadas que no distinguía en la oscuridad. Un haz de luz atravesó una úlcera y vi que esas masas eran restos de personas; eran los cadáveres de otros como yo.

Atravesé esa úlcera, esa por la que tanto me culpaste, y salí entonces de tu bolsa infecta. Abrí tu diafragma polvoriento como si fuese el telón de un viejo teatro. Una vez en tu pecho busqué desesperado, mirando a todos lados, pero no pude hallar tu corazón.

Me sentí perdido, como el soldado de plomo de una guerra sin sentido. Regar flores de plástico había sido mi estilo.

Te odié, por haberme mentido, por haber jugado conmigo. Odié a quienes me aconsejaron mal, por haber sido insistentes. Odié a quienes me aconsejaron bien, por no haberme convencido. Desprecié al mundo entero por fallarme de nuevo y me desprecié a mí; sobre todo a mí.

Decidí no involucrarme otra vez en algo así, decidí que jamás intentaría ingresar en el cuerpo de alguien, en tocar sus entrañas, en llegar a su alma; y en ese momento encontré tu corazón.

El asqueroso órgano parecía haber estado a la vista todo el tiempo, parecía tan expuesto. Era negro, seco y arrugado, ubicado en el centro de tu pecho. Me acerqué a él y lo toqué con las puntas de mis dedos. Latía despacio, consumiendo la energía a su alrededor sin dar nada a cambio. Entonces me di cuenta de que, para poder verlo, mi corazón también necesitó estar muerto.



26 comentarios:

  1. Me ha encantado Federico, es realmente aterrador pensar que para poder ver el corazón de algunas personas, tan solo se necesita un requisito,ESTAR MUERTO...

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    1. Me alegra que te haya gustado, Yolanda.
      También me aterra pensar eso.
      Me gusta creer que este cuento es de pura ficción, pero conozco muchas historias similares.

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  2. La búsqueda de la oscuridad del ser en su máxima expresión. Un viaje a través del cuerpo infecto, cóctel, de escatología y belleza, extraordinario. Una prosa poética cautivadora donde el lector se descubre como un huésped más en busca de su lugar en este laberinto de entrañas. Soberbio.
    ¡Abrazo, Amigo de las Letras!

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    1. Me alegra que te haya parecido bello mi infecto relato, Amigo de las letras.
      Abrazo grande, Edgar!

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  3. Me has dejado boquiabierta, Federico. Es lo más original que he leído en mucho tiempo. Me hago una pregunta a mí misma: ¿por qué este relato no se me ha ocurrido a mí?
    Un abracico con el corazón rosado.

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    1. Una alegría que te haya parecido así, Sue.
      Quizás no se te ocurrió porque tu corazón es rosado; al menos por ahora.
      Gracias por el comentario. Otro abracico para ti.

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  4. Me has hecho experimentar un viaje muy desagradable a lo desconocido, que en realidad de desconocido tiene muy poco, porque se hurga en él para constatar lo que ya se sabe, confirmar que se entregó el corazón a un ser internamente nauseabundo y cruel, decir que es oscuro es ofender a la oscuridad y a la noche, tan despiadado es que fue capaz de matar un corazón generoso por el mero gusto del placer satisfecho de dañar.

    Me gustó la forma poética y repugnante que usas para describir semejante monstruo devorador y matón de corazones y me encantó la frase "Regar flores de plástico había sido mi estilo".

    Así es la vida, muchas veces somos victimas, otras veces somos los verdugos, a veces la ingenuidad nos hace parecer estúpidos y el desamor nos convierte en malvados.

    Federico espero que tu personaje recapacite, deje de odiar y se de nuevamente la oportunidad de amar, solo el amor salva, así su corazón volverá de nuevo a latir.

    Fue un disgusto estomacal leerte en tan nauseabundas entrañas.

    !Genial! como siempre.

    Abrazos.



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    1. Me alegro de haberte causado ese disgusto estomacal, aunque tal vez se me haya ido un poquito la mano en este cuento.
      Aprecio como siempre tu lectura atenta y tu comentario acertado, y también espero que el corazón del protagonista vuelva a latir.
      Abrazos, Harolina! Y cuídate de las flores de plástico.

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  5. Un corazón muerto solo lo encuentra otro en el mismo estado. Desde el abismo, quizás los dos resurjan de sus cenizas.
    Un abrazo.

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    1. Así es, María. Aunque probablemente resurgirán de un modo desagradable para ambos.
      Gracias por dejar tu comentario.
      Abrazo.

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  6. Una lección magistral de anatomía clínica. ;) Por desgracia, hay muchas personas con el corazón podrido y hasta que no las conocemos bien no nos damos cuenta de ello. :/
    Genial, amigo. Un abrazo. :)

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    1. Muchas gracias por las palabras, amiga. Me alegra que te haya parecido así mi cuentito.
      Abrazo, Soledad. Cuídate de los corazones podridos :)

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  7. Un increíble viaje a través de las más oscuras entrañas del ser humano narrado con un estilo que, a mi modo de ver, ya te califica como un gran creador y narrador (no siempre esas cualidades van juntas, pero en tu caso sí) Es muy bueno. Palabras minuciosamente elegidas para crear unas sensaciones muy concretas en el lector. Como la narración está en segunda persona, directamente parece que te esté interpelando, que realmente haya entrado ese ser dentro de tu alma y haya visto lo negra que es. Tremendo. Un saludo

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    1. Muchas gracias por el minucioso comentario, amigo; un placer leerlo.
      Me alegra que hayas sentido al protagonista navegando por tus entrañas. No creo que tu alma sea negra.
      Un saludo, Isidoro.

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  8. Visceral a más no poder. Literalmente. Magistral como siempre. Bravo tú.

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    1. Gracias, amigo. Un placer leer tu comentario.
      Abrazo, Miguel!

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  9. Anónimo03 noviembre

    Es un tanro díficil describir lo que sentí al leer éste relato. Sobre todo cuando te devuelve recuerdos.
    Así que solo puedo decir simplemente ¡GENIAL!
    ¡saludos!

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    1. Muchísimas gracias por las palabras, Sofía.
      Espero que hayas podido superar esos momentos que te recordó mi cuento.
      Saludos!

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  10. Simplemente hermoso... Es maravilloso como puedes transformar tan crudas y repugnantes palabras en una increible narración. Magistral.

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    1. Muchas gracias por el maravilloso comentario, Jorge.
      Un saludo.

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  11. Wow!! De lo mejor que te he leído... Me encantó!

    Viaje contigo! :)

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    1. Me alegra que hayas disfrutado del viaje, Ana.
      Gracias por haber sacado el pasaje y por las palabras :)

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  12. Federico, me encanta tu estilo. (recordarás mi profesión, y como tal, es tema de la vida y la muerte, están muy presentes, cada hora, cada día). Así es que encuentro en el relato o la prosa un buena forma de catarsis (y aunque no siempre, muchas veces, lo consigo). Quiero dejarte un enlace, al abrirlo (si te complace hacerlo y a quienes te siguen) se encontrarán con varios relatos bajo la etiqueta de Pulsión de Muerte A modo de ejemplo te / les dejo uno Espero te / les guste http://sublimaressanar.blogspot.com.ar/2015/06/el-transito-final-la-muerte-anda.html

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    1. Muchas gracias por el comentario y la invitación, Stella.
      Me alegra que te guste mi estilo.
      Abrazo.

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  13. Hoy he andado revisando nuevamente tus relatos, y me encontré con éste nuevamente, es curioso como cada vez que lees un mismo relato o libro lo notas diferente, dependiendo del estado de ánimo es el enfoque que le das, tal vez signifique lo mismo, la diferencia es en que se siente distinto.

    La vez pasada que lo leí no deje mi comentario porque lo sentí muy cruel muy duro, pero hoy mas bien lo sentí triste, desdichado...

    Uno de esos relatos que te dejan pensando si solo puedes ver un corazón negro cuando el tuyo se convierte en uno igual.

    Saludos Federico.

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    1. Me pasa lo mismo cuando leo algo luego de un tiempo; incluso me sucede con mis propios relatos.

      Espero que tu corazón nunca se vuelva negro, Tere.

      Muchas gracias por el comentario.

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